LA EXPERIENCIA DESDE LOS OLORES


jueves, 28 de junio de 2012

DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN OLFATIVA






Aunque no se ha comprobado que el niño al momento de nacer tenga un conocimiento real de algunos olores, si es posible que durante el tiempo que se encuentra en el vientre de su madre descubra ciertas sustancias olorosas por medio de los intercambios sanguíneos y la circulación del liquido amniótico. A medida que va creciendo e interactuando con las personas y cosas que hacen parte de su entorno, en el especial con la comida, aprende poco a poco asociaciones entre los olores y las situaciones y cuando inicia su etapa escolar, a pesar de que no conoce la noción de olor ni comprende lo que sucede en su nariz, es capaz de reconocer cierto número de olores por las asociaciones que hace de ellos con animales, personas o alimentos.

Más adelante, la experiencia del niño se va enriqueciendo y el número de asociaciones entre un olor y una situación es mayor, empezando a su vez a emitir juicios sobre los mismos; esto sucede a la edad de 9 y 10 años, momento en el que emite más respuestas de “bueno” y “no bueno”. De esta manera, el niño mantiene su  interés y va mejorando su capacidad de aprender gran cantidad de olores, reconocerlos, nombrarlos y clasificarlos y de la educación que reciba dependerá que su forma de interactuar con los olores y la manera de nombrarlos sea más amplia y desprovista de los juicios que le han transmitido sus padres u otros adultos.
Aunque no se suele dar mucha importancia al sentido del olfato, la información que éste transmite es relevante por lo cual es preciso potenciarlo. Los niños y las niñas deberían poder utilizar este sentido entre otras cosas, como medio para poder llevar a cabo la observación y exploración del entorno ya que el olfato proporciona cierta información que matiza y complementa a los otros sentidos y puede resultar útil para distinguir materiales, obtener claves útiles para la orientación o sentir la proximidad de personas.

Por las anteriores razones, se hace necesario que en laescuela se le de a los niños y las niñas elementos que les permitan enriquecer por sí mismos sus conocimientos en materia olfativa partiendo siempre de sus experiencias. Así pues, a la hora de despertar la percepción olfativa es importante tener en cuenta algunos criterios, uno de ellos es que los niños y las niñas deben aprender a interpretar los olores que comúnmente integran su vida cotidiana, así mismo deben saber expresarlos y diferenciarlos de aquellos que pueden ser una señal de atención especial en un sentido u otro ya que en algunas ocasiones el olor que percibimos puede ser fuente de bienestar o de malestar y en otras circunstancias puede ser motivo de alerta.En este sentido, el maestro debe presentar a los niños y las niñas diversos olores y pedirles que lo reconozcan pero teniendo cuidado de no imponer nombres que para ellos puedan tener otro sentido ni mucho menos “dogmatizar” o emitir juicios en lo que se refiere al contenido de los mismos.



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