LA EXPERIENCIA DESDE LOS OLORES


jueves, 28 de junio de 2012

LITERATURA, CIUDAD Y OLFATO



RADIOGRAFÍA DEL NIÑO JESÚS
Óscar Emilio Bustos
(Fragmento)

“EL DIVINO Niño huele a chocolate. No está batido, mezclado en leche o hervido en agua. Está en pastillas y guardado en grandes cantidades. El olor viene de la multitud congregada que de pie o sentada escucha en silencio el oficio religioso, la misa pronunciada por el sacerdote de turno, cuya voz golpea poderosamente al ser distribuida por altoparlantes.

Como si se tratara de una gran fábrica de chocolate, el olor a cacao es lo primero que percibe el visitante al desembocar por una de las esquinas a la gran plaza de la parroquia del Divino Niño, en el barrio Veinte de Julio, al suroriente de Bogotá.

Llegar a la plazoleta en ladrillo atestada de peregrinos olorosos a cacao significa haber atravesado no uno sino varios ejércitos enfrentados en un solo campo de batalla. Y no es metáfora. A l largo de la calle 27 sur está el ejército de los comerciantes de chucherías, el ejército de los vendedores de caldos y tamales, y el ejército de los mendigos ancianos, mujeres y niños confundidos con el ejército de lisiados en carros esferados y patinetas, y el escuadrón de los paralíticos en sillas de ruedas que venden loterías o extienden sus manos maltrechas para pedir limosnas, estos últimos agrupados en una esquina…”
“… Llegar a la plazoleta del cacao significa, además, haber atravesado la calle del tamal y el olor a hierbas hervidas…”

A continuación encontraras algunos relatos hechos por Niños y Niñas residentes de la ciudad de Bogotá, donde nos cuentan un poco de sus experiencias...










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